sábado, marzo 23, 2013

Glory Box


Últimamente para mí no es fácil describir con palabras qué pasa en mi vida. Sentarme frente al ordenador o una hoja en blanco y dejar fluir mi mente ya no es lo que era.
Pienso que a veces las cosas dentro de tu mente suenan mejor, que a veces escritas pierden toda su esencia y ya no expresan del todo, pero aún así sientes la necesidad de dejar constancia de qué pasaba en cierta etapa de tu vida.

Hasta el planteamiento llego, pero ahí me quedo. Viendo mi alrededor, puedo asegurar que llevo meses igual, todo vuelve a ser decadente, insustancial. Tengo mis buenos momentos felices, por supuesto, no soy un alma en pena pidiendo clemencia ni amor, pero son espacios temporales muy efímeros.
Que con el tiempo te vas dando cuenta de que la vida es una sucesión de hechos diversos hasta que tocas la tierra de tu bonita tumba, te recuerdan tus amigos y familiares hasta que ellos mueren y fin. Ante esa descripción de la vida tan simple, pienso: "¿Entonces por qué no puedo ser una personita normal y continuar el caminito correcto?" Esa es la gran duda de mi vida, y como no puedo resolverla ni tengo a nadie lo suficientemente capacitado para preguntarle sin que me responda una chorrada trascendental, pues me quedo callada esperando a que el tiempo me responda.
Que no escriba o no hable demasiado sobre qué pienso, no quiere decir que deje de ser curiosa y excéntrica (que no puedo evitar), simplemente lo que me motivaba en un principio a expresar lo que siento ya ha perdido la magia, por así decirlo.  Parafraseando un poco a cierta cantante, diría que he perdido mi origen y ni quiero, ni puedo recuperarlo. Es hora de ir aceptando que me voy haciendo mayor y ya no veo las cosas de la misma manera, que me he ido convirtiendo en un ser pasivo que se dedica a observar, analizar y meditar... O en otras palabras, a asentir para evitar revuelo.
Y acabo aquí porque no tengo más ganas de escribir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario