Despiértate. Abre los ojos y nota como tus pupilas no se dilatan.
¿Qué ocurre? No hay luz suficiente para ello.
Parapadea continuamente y descubre que no hay solución posible.
¿Dónde estás? Busca la salida.
Tu pulsación se acelera a medida que la duda invade tu pensamiento. Te ahogas.
Aguarda, este no es el camino que debes tomar.
Extiende los brazos y dime qué tocas.
No hay nada, absolutamente nada, a tu alrededor nada existe y te caes.
Empiezas a agitar nerviosamente tus brazos. Notas más que nunca a tu corazón.
Atisbas un destello en el fondo e intentas avanzar. Ten cuidado.
Te sientes muy cansada, no puedes descansar porque no sabes cómo.
Todo es una trampa.
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